#100verdes Los primeros resultados


¿Recuerda el reto que me impuse hace poco más de dos meses aquí? ¿Lo recuerrrrrda? Después de las vacaciones más agitadas de mi vida -no en sentido divertido, trabajé tanto o más que en épocas de estudio- retomo esta sección con algunas de los resultados de #100verdes. Spoiler alert: no pasó mayor cosa. Sea este un pequeño compendio de ensayos y errores, donde se exalta el trabajo duro y se le da palo a la gente con compañones enormes que quiere ganar dinero haciendo prácticamente nada.

Estado del arte (?)


Cualquiera puede ganar dinero en internet. Ojo, cualquiera, no necesariamente todos. Citando esa genial película chilena llamada No: "es imposible perder cuando todos quieren ser ese cualquiera". Resumamos el asunto así: para ganar plata en internet se necesita 99% trabajo duro y 1% de talento/inteligencia. Es apenas obvio que la internet no es un refugio de filósofos presocráticos. Al revés de la lógica capitalista donde se pretende sacar la mayor ganancia con la menor inversión, aquí hay que ganarse un derecho de piso y, recién después de muchas horas invertidas, eso se refleja en la cuenta del banco. Aquí, justo aquí, es donde la mayoría fracasa. Y los mongofenómenos como Peter la Anguila o Eh eh epa Colombia solo son el 0,1% de los casos a los que el 99,9% quiere acceder. Hecha esta introducción, vamos con dos ejemplos.



1. Encuestas


Las encuestas es uno de los mejores detectores de inútiles que se puede conseguir hoy en día. La mecánica de las encuestas, grosso modo, va así: te inscribís en una de las muchas páginas de encuestas, te hacen una serie de preguntas para encajarte en sus perfiles, cada tanto te envían encuestas (basadas en la necesidad de las empresas de hacer estudios de mercado) y por cada encuesta que llenes te pagan. Hasta ahí miel sobre hojuelas.

El Cristo empieza a padecer cuando empiezas a soñar con comprarte un Corvette y solo te alcanza para una bicicleta panadera. Todo empieza cuando te llegan las encuestas al correo, aproximadamente una cada dos semanas: tenés que asegurarte de abrirla apenas llegue, so pena de que otros 50 gordos tetones igual a vos la abran antes y agoten los escasos cupos. Ahí, tras algunas preguntas, deciden si tu perfil encaja con el que requiere la encuesta. ¿Y ahí qué? Sorpresa: te descartan en, por lo menos, siete de cada diez encuestas.

Suponemos que estás feliz con esas tres encuestas que vas a poder llenar. Cada una te demora media hora. ¿El pago? alrededor de 83 centavos de dólar cada encuesta. En total, te ganaste 2.49 USD. Si tardaste hora y media llenando las encuestas, obtuviste un ingreso ligeramente superior (ligeramente del verbo te alcanza para un paquete de papitas) al del salario mínimo vigente: 2.15 USD por ese mismo tiempo. Pero si dividimos esos 2.49 USD entre el tiempo que esperaste por esas tres encuestas, unos CINCO MESES, la conclusión es que te ganaste un poco más de un centavo de dólar diario. Felicitaciones: estás ganando aún menos que los niños de Vietnam que trabajan en los talleres ilegales de Nike.


2. Póquer


Hace un tiempo, tal vez el año pasado, decidí que era hora de aprender a jugar póquer. Empecé a leer las reglas antes pero no entendí mayor cosa. No me preocupé porque, después de todo, andando se acomodan los melones: descargué una app para jugar a lo loco y aprender sobre la marcha. La suerte me sonrió un rato y casi dupliqué el dinero en la cuenta demo. Al rato había dilapidado hasta el último centavo jugando igualmente a lo loco. Ahí decidí que lo importante no era saber sino tener el teléfono del que sabe, entonces llamé a un amigo que solía ser un eximio jugador de póquer. Para protegerlo lo voy a llamar Fan de Marrugo.

Después de unos tintos, Fan de Marrugo contaba que hace ya muchos años entró al póquer gracias a un amigo que le recomendó una plataforma en línea donde regalaban 50 dólares por abrir una cuenta. Rapidito le cogió el gusto y lo que empezó como desparche se convirtió en una obsesión y, además, una fuente de ingresos nada despreciable. Lo principal es que lo que nosotros llamamos suerte ellos lo llaman varianza: la proporción de manos ganadas y perdidas. Y, por simple matemática, a mayor cantidad de manos es menor la varianza. Traducción: es más probable perder dinero si de cuatro manos perdiste dos que si de 100.000 manos (lo que un jugador profesional que se precie de serlo jugaría al mes) perdiste 50.000. Es más, con una estrategia clara ese 50% de acierto puede pagar el arriendo, el mercado y la cuota del carro.

No se nos olvide algo que salta a la vista: los juegos de cartas en particular y las apuestas en general se basan en números. Si sos ingeniero y querés dedicarte en serio a las apuestas, desarrollar un software que, basado en estadísticas, te diga si gana el Bochum o el Paderborn te puede facilitar la vida. En caso contrario toca replicar estrategias de jugadores experimentados. Al final, Fan de Marrugo aburrido por tener que volver a su ídem puesto de trabajo, me contaba que tuvo que dejar el póquer por algo elemental: necesita de tanta concentración y tiempo que se vuelve esclavizante. Como cualquier trabajo. Y como cualquier trabajo, si sos malo haciéndolo vas a quebrarte independiente de si juegas cuatro o 100.000 manos.

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Estos son solamente dos ejemplos de los muchos que hay. La gracia de probar estos métodos (algunos interesantes, otros absolutamente ridículos) es justamente eso, dedicarle tiempo sin remordimientos. No faltará, sin embargo, el que crea que puede pagar la hipoteca o el tratamiento de la mamá en internet como si fuera asunto de un día para el otro. Ya vemos que no funciona así. Algún día (?) retomaré esta sección con más ensayos.


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